Teresa Perez Rubio de Hernandez

Birth: October 15, 1951 | Died: September 18, 2025

Teresa Perez de Hernandez, lovingly known as “Celia” or “Teresita” to her childhood friends, has been called home. She was born on October 15, 1951, the eldest child to Teodora Rubio and Dolorez Perez in the Mexican state of Guanajuato. In the late 1970s, Teresa made her way to Anaheim, California, where she built a beautiful life with her husband, Domingo Hernandez Gallegos. Together they raised their three sons — Danny, Freddy, and Eddy — in a home filled with love, laughter, and the comforting aroma of her cooking. Family was Teresa’s pride and joy. She loved preparing meals for her loved ones, cheering from the stands at her sons’ baseball games, and filling her home with music. Her joyful spirit and generous heart left a mark on everyone she met. Whether sharing a meal, cracking a joke, or dancing in the kitchen, Teresa had a gift for making those around her smile. Teresa dedicated over 35 years to the Anaheim Union High School District, where she lovingly served meals to generations of students. She spent most of that time at Brookhurst Junior High, where she made lifelong friends and left a legacy of kindness, hard work, and joy in service to children. Teresa is survived by her devoted husband, Domingo; her sons Danny, Freddy, and Eddy; daughters-in-law Christine and Vicky; and her six beloved grandchildren — Santiago, Samuel, Valentina, Alessia, Caterina, and Julian — who brought her endless joy and pride. She will be remembered for her warmth, her laughter, and the light she brought to every gathering. Teresa’s legacy lives on in the family she so deeply loved and in the countless memories she created with those fortunate enough to know her.

Teresa Perez de Hernández, cariñosamente conocida como “Celia” o “Teresita” por sus amigos, ha sido llamada a su descanso eterno. Nació el 15 de octubre de 1951 en el estado mexicano de Guanajuato, hija mayor de Teodora Rubio y Dolorez Perez. A finales de los años setenta, Teresa llegó a Anaheim, California, donde construyó una hermosa vida junto a su esposo, Domingo Hernández Gallegos. Juntos criaron a sus tres hijos —Danny, Freddy y Eddy— en un hogar lleno de amor, risa y el reconfortante aroma de su cocina. Su familia fue siempre el orgullo y la alegría de Teresa. Le encantaba preparar comidas para sus seres queridos, aplaudir a sus hijos desde las gradas en los juegos de béisbol y llenar su hogar de música. Su espíritu alegre y su corazón generoso dejaron huella en todos los que la conocieron. Ya sea compartiendo una comida, contando un chiste o bailando en su cocina, Teresa tenía el don de hacer sonreír a quienes la rodeaban. Teresa trabajó más de 35 años para el Distrito Escolar Unificado de Anaheim, donde sirvió con cariño comidas a generaciones de estudiantes. Pasó la mayor parte de ese tiempo en la escuela secundaria Brookhurst Junior High, donde formó amistades para toda la vida y dejó un legado de benevolencia, dedicación y alegría al servicio de los niños. Le sobreviven su amado esposo, Domingo; sus hijos Danny, Freddy y Eddy; sus nueras Christine y Vicky; y sus seis adorados nietos —Santiago, Samuel, Valentina, Alessia, Caterina y Julián— quienes fueron su orgullo y alegría. Siempre será recordada por su calidez, su risa y la luz que traía con ella a cada reunión. El legado de Teresa vive en su familia que tanto amó y en los innumerables recuerdos que dejó en quienes tuvieron la suerte de conocerla.